sábado, 16 de enero de 2010

AÑO BIBLICO: 16 de enero, Génesis 45 al 47


José, no pudiendo contenerse por más tiempo, reveló su verdadera identidad a sus aterrorizados hermanos. Su explicación de eventos recientes (45: 5-8) revela la perspectiva espiritual que le sostuvo a traves de años de sufrimiento e incertidumbre. Consecuente con la profecía dada a Abram (15:13), Dios le asegura a Jacob que la peregrinación en Egipto tiene su aprobación. Así que toda la población judía (70 en numero) se muda a Gosen, que sería la residencia de la naciente nación por los próximos 400 años.
El contraste debe de haber sido impresionante. En la corte del rey más poderoso de la tierra cojeaba un anciano vestido toscamente, como los beduinos que habitan en tiendas. Faraón le concedía audiencia a Jacob por respeto a José, y Jacob, el anciano de apariencia insignificante, ¡bendijo al rey! (47:7-10).
Faraón no lo sabía, pero estaba siendo bendecido nada menos que por Israel, el principe de Dios. A pesar de toda su supuesta importancia, Faraón en poco tiempo caería en el olvido, aún su nombre desaparecería de los registros históricos. Sin embargo, este viejo pastor continuaría ocupando un lugar de honor a través de los siglos. El pueblo de Dios sería llamado "hijos de Israel", y Dios se identificaría como el "Dios de Jacob". Del linaje de Jacob vendría el Rey de reyes, que "reinará sobre la casa de Jacob para siempre".
Las apariencias pueden ser engañosas. Tú, como Jacob, quizas no seas una persona muy importante a los ojos del mundo, pero lo eres. Tu importancia, como la de Jacob, no nace de lo que tú hayas hecho de ti mismo, sino de lo que Cristo ha hecho en tí. En una hoja de papel, trata de completar esta oración en 10 maneras: "Porque soy hijo de Dios, yo soy______________". Luego vive hoy a la altura de tu identidad como hijo del Rey.
"¡Vosotros lo hicisteis... Dios lo hizo!"
Las palabras "haberme (vosotros) vendido... me envió Dios" (45:5) forman una declaración clásica de la providencia de Dios mirando atrás, José podía ver claramente ambos elementos -lo humano y lo divino- obrando en el plan de Dios.

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MENSAJE PROFETICO

"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo esta cerca" (Apocalipsis 1:3)