martes, 19 de enero de 2010

AÑO BIBLICO: 19 de enero, Exodo 3 al 6


Al finalizar su largo período de exilio en el desierto, Moisés se convierte en el escogido de Dios para sacer al pueblo de la esclavitud. Cuando es confrontado por Dios en la zarza ardiente, está convencido de que no es el hombre apropiado para la obra. Pero tan pronto como sus objeciones son contestadas, va a enfrentarse a Faraón, armado de señales sobrenaturales. Tal como Dios lo había predicho, Faraón no sólo rehúsa dejar ir al pueblo, sino que aumenta sus labores también. Al reaccionar el pueblo con ira, Dios responde con firmeza que su nación será redimida.
Ponte en el lugar de Moisés. Dios te ha enviado a libertar al pueblo que ha gemido bajo el yugo de esclavitud por siglos. Al llegar, encuentras este opresor, Faraón, y le das el mensaje de Dios, pero en vez de mejorar las cosas, ¡las empeoras!. Observas sin poder hacer nada cómo Faraón les aumenta la carga a tus compatriotas. ¿Cuál es tu respuesta?
Probablemente harías lo mismo que Moisés: Clamar a Dios en frustración. Quizas has estado en el lugar de Moisés antes si has fracasado en un proyecto que intentaste para Dios. Si es así, la revelación fresca de Dios mismo -quién El es, lo que ha hecho en el pasado, y lo que promete hacer en el futuro- debe ser para ti de tanto estímulo como fue para Moisés. Las promesas de Dios están basadas en el caracter de Dios. Eso es todo lo que Moisés necesitaba saber.
El mismo Dios inmutable que sostuvo al pastor desanimado puede hacer lo mismo por ti en tiempos dificiles. Busca algunos cantos que alienten tu fe, seguramente han sido compuestos por quienes supieron de primera mano que Dios es fiel. Su Dios es el tuyo -¿no te causa alegría?
Desecha el rastrojo, y tendrás problemas.
Los ladrillos hechos con paja son más fuertes que los que no la tienen, porque la química que sale de la paja descompuesta hace al barro más manejable y homogéneo. Los arqueólogos informan que numerosas estructuras construidas en tiempos bíblicos con ladrillos secados al sol, todavía hoy permanecen.

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MENSAJE PROFETICO

"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo esta cerca" (Apocalipsis 1:3)