lunes, 1 de febrero de 2010

AÑO BIBLICO: 2 de febrero, Levítico 4 al 7

Además de las tres ofrendas de olor grato, Dios da a los israelitas dos sacrificios de olor no grato. Ambos se requieren cuando el pecado a roto la comunión con Dios. La ofrenda por el pecado -cubría los pecados de impureza, negligencia, o descuido- proveía restauración al pecador mientras enseñaba lo serio del pecado y de sus consecuencias. La ofrenda por la transgresión -cubría pecados de ofensa a Dios y a otros- proveía no sólo la restauración del pecador, sino también la compensación del agraviado.
Al margen, escribe cinco experiencias desagradables pero beneficiosas de la vida diaria -que no te gustan. pero sabes que son buenas para ti. (Puedes comenzar en la silla del dentista.)
No te gusta el ruido de los implementos del dentista; pero después de los pinchazos, taladro, y sabor amargo te sientes mucho mejor. Que tu jefe te amoneste cuando has hecho algo malo tampoco es agradable, pero después te alegras de que él se interese en ti al grado de confrontarte con la verdad.
En la vida cristiana hay algunos ejercicios igualmente dolorosos pero provechosos -como obedecer el principio bíblico de restitución-. Cuando un israelita causaba daño a otro, el mandamiento de Dios era claro: "Arréglate con él". Tú, como cristiano, tienes igualmente la obligación de compensar a quienes hayas dañado.
Piensa en la semana pasada. ¿Has dañado el prestigio o las posesiones de alguno? ¿Le has pedido perdón? (¡Eso es difícil!) ¿Has pagado lo que debes? (¡Eso es aun más difícil!) Toma la iniciativa hoy de ofrecer una ofrenda por la transgreción a Dios. Hallarás que la paz mental y la relacion restaurada bien valen el costo.
Y si necesitas un ejemplo que seguir...
Zaqueo, el recaudador de impuestos que confió en Cristo (Ñucas 19:1-10), ilustra bellamente la restitución en acción. La ley decía que un pecador restaurara lo que había tomado o dañado, más veinte por ciento. Zaqueo en su gratitud ofreció lo que había tomado ¡cuadruplicado!

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MENSAJE PROFETICO

"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo esta cerca" (Apocalipsis 1:3)