Por primera vez en cuatro siglos, los israelitas eran libres para adorar y andar con su Dios santo. ¿Pero como ellos se acercan a Dios? ¿Cuales son sus justas demandas? En el monte Sinaí Moisés prepara al pueblo para recibir los mandamientos, un cuerpo de leyes que ellos prometen obedecer -¡aun antes de recibirlo!-
Después de dos dias de purificación, la nación presencia un despliegue grandioso de la majestad de Dios, cuando El desciende en una densa nube a darles los diez mandamientos, los amplios principios morales que guiarán a la nueva nación y la separara de sus vecinos paganos.
Tal como un médico tiene que lavarse bien antes de una cirugía, el cristiano tiene que limpiarse antes de entrar en la presencia de un Dios santo en adoración y oración. Los israelitas participaron en actos simbolicos de limpieza (19:10) en preparación para el descenso de Dios sobre el monte Sinaí. El mismo Dios que deseaba pureza en los israelitas requiere corazones puros de los que se acercan a El hoy (Salmo 66:18; 1 Juan 1:9).
¿Está el pecado sin confesar ensuciando tu relación con Dios e impidiendo tu comunión con El? Habla con El de eso ahora. Luego pon una pastilla de jabón al lado de tu Biblia para que te recuerde de la importancia de limpiar regularmente tu andar con Dios.
Toma la ley de Dios, ¡en sentido personal!. Aunque la ley fue designada para gobernar la conducta de una nación, Exodo 20 está en singular, lo que muestra que el caracter de una nación depende de la conducta de sus ciudadanos.
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